Siguiendo por el
camino de la materia de Francia damos noticia de un raro ejemplar de la Hystoria
de la reyna Sebilla salido de las prensas de Juan Cromberger, en Sevilla,
1532.
Las primeras
referencias conocidas -fragmentos de manuscritos-, de la leyenda de la reina
Sebilla se remontan al siglo doce. La leyenda -canción de gesta francesa que
deriva en narrativa popular en prosa-, se adscribe al ciclo de romances carolingios.
Argumento de
la reina Sebilla
A la corte
de Carlomagno llega un enano deforme que pretende a la reina Sebilla, hija del
emperador de Constantinopla. Sebilla lo rechaza y «de una puñada le quebró tres
dientes». El enano urde su venganza escurriéndose en la cámara y lecho de la
reina dormida donde lo descubre Carlomagno. Confundido por la apariencia e instigado
por el traidor Macaire, el rey condena a su esposa Sebilla a morir en la hoguera (donde
arde el enano por la osadía cometida). Sebilla jura su inocencia y declara estar encinta del rey. La pena de muerte es conmutada por el destierro al que parte custodiada por el buen caballero
Auberin de Mondiser a quien sigue su fiel perro. Nada más partir, Macaire tiende una emboscada y mata a traición a Auberin. La reina logra huir encontrando en su fuga a Baruquel, campesino que se
pone a su servicio.
Al poco
tiempo la reina Sebilla da a luz al infante primogénito Luis que es apadrinado
por el rey de Hungría. Crecido Luis parte con la reina y Baruquel a Roma y con
el Papa pasan a Constantinopla. Mientras, en París, el rey obliga al traidor Macaire a
enfrentarse en duelo contra el perro de Auberin. Ante la corte y pueblo el perro,
vengando a su amo, deja herido de muerte a Macaire que, agonizando, confiesa su
crimen a Carlomagno. El emperador manda «le echasen vna cuerda ala gargâta y a Galaton
otra: y arrastrolos de dos cauallos: y mâdo que los truxessen por toda la
ciudad de Paris: tal galardon merescen los que hazen traycion».
Concluye el relato con la vuelta a Francia de Sebilla, el primogénito Luis, Baruquel y el emperador de Constantinopla con su ejército, el castigo de Carlomagno a los traidores, la reconciliación y reconocimiento de la inocencia de Sebilla y el matrimonio del infante Luis.
Ediciones españolas de la reina Sebilla
La reina Sebilla es parte integrante del que José Manuel Lucía Megías califica de corpus de libros de historias caballerescas, bien diferenciado del corpus de libros de caballerías castellanos. Se trata de «libros en formato cuarto, de poca extensión que difunden textos sencillos de materia caballeresca, muchos de ellos de origen medieval» (1).
Nieves Baranda
Leturio -catedrática y referente en el estudio de estas producciones-, concreta
el género literario de historias caballerescas en dieciséis textos reunidos en Historias
caballerscas, publicado por Fundación Castro – Turner en 1995 (2).
La primera referencia escrita, en España, de la leyenda
de la reina Sebilla se encuentra en el manuscrito de la biblioteca de El Escorial
con signatura h-I-13: Noble cuento del enperador carlos maynes de rroma e de
la buena enperatrts seuilla su mugier.
Al igual que la leyenda de Roberto el Diablo, la reina
Sebilla llegó y se extendió prontamente por la península ibérica, dándose a la estampa en las
nacientes producciones de la imprenta española.
Detallamos a continuación la relación de ediciones
españolas de la reina Sebilla (todas ellas en el siglo XVI y XVII):
1.
[c. 1500-1503] Toledo, Pedro Hagenbach, 4º
El único ejemplar conocido de esta edición
-falto de portada, colofón y folios-, se conserva en la Biblioteca de Cataluña.
El ejemplar fue colacionado por Norton. Martín Abad, Post-incunables,
352, bajo el título Emperador Carlomagno [Carlos Maynes] y en Adenda
como Historia de la reina Sevilla.
2.
1521, Toledo
Existió ejemplar en la biblioteca Colombina,
4063. Edición citada por Gallardo de la que no se conoce ejemplar alguno.
Palau, 305495.
3.
1532, Sevilla, Juan Cromberger, 4º
Se conocen tres
ejemplares: Biblioteca Nacional de Austria, Viena, Biblioteca de la Sorbona,
París y el descrito en el presente artículo.
La mención de Cromberger en el colofón de la edición indicando que
«fue emprimido […] nueuamente corregido e emêdado» hace suponer una edición
previa del mismo taller. Palau, 305496.
4.
1551, Burgos, Juan de Junta, 4º
Un único ejemplar conocido: BNE. Palau,
305497.
5.
1553, Burgos, Juan de Junta, 4º
Ejemplar en Biblioteca Estatal de Baviera,
Múnich y Biblioteca Nacional de Francia, París.
6.
1585, Toledo, Pero Lopez de Haro, 4º
Un único ejemplar conocido: Biblioteca de Cataluña,
ej. Bonsoms, con encuadernación con las armas del marqués de Caracena.
7.
1585, Alcalá de Henares, Sebastián Martínez
No se conoce ejemplar. Palau 305497: «Anunciada
por Gamber en 1954 a 800 frs.». Martín Abad, III, 963.
8.
1623, Valladolid, Fernández
de Córdoba, 4º
Única edición
conocida del siglo diecisiete. El único ejemplar conocido de esta edición se
encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia, París (3). El ejemplar fue
de Sir Richard Heber (4).
Hystoria de la reyna Sebilla, 1532, Sevilla
Hystoria de la reyna Sebilla, 1532, Sevilla, Juan Cromberger. 208 x 146 mm.
Colación: 36 fols., A-c8, d12. Al verso de d12,
colofón.
Como se ha mencionado anteriormente, de esta edición se conocen dos
ejemplares en bibliotecas públicas: el de la Biblioteca Nacional de Austria, Viena y el posteriormente
descubierto en la Biblioteca de la Sorbona, París (sin referencia de ejemplar
alguno en CCPBE y tampoco en Salvá). A dichos dos ejemplares hay que añadir el descrito en el presente artículo.
La práctica del “despiece” de volúmenes facticios
Examinando los cortes del ejemplar del que damos noticia en este artículo se observa están tintados en
color azul. Ello es evidencia, sin duda alguna (no se tintan los cortes de un
impreso de escasos folios), que el ejemplar debió formar parte de un volumen
facticio que reunía, muy probablemente, impresiones de similar naturaleza.
En volumen facticio se conserva el ejemplar de la Sorbona de la edición de 1532 de la reyna Sebilla . El facticio reúne además cuatro impresiones de Cromberger: Flores y Blancaflor [c. 1532], Linda Magalona y Pierres de Provença, 1533, Enrique hijo de Oliva, 1533 y Grisel y Mirabella, 1533.
El magnífico y singular volumen facticio fue uno de los ciento un libros de la biblioteca de la Sorbona objeto de exposición en 1991 (5). Manifiesta el catálogo de la exposición que La reyna Sebilla es «La perle de l’ensemble» del facticio. El ejemplar de la Sorbona de La reyna Sebilla fue posteriormente colacionado por José Manuel Lucía Megías en su obra Libro de caballerías castellanos en las Bibliotecas Públicas de París (6).
Así se expresa Julián Martín
Abad en la introducción de su obra Post-incunables ibéricos haciendo referencia al despiece del singular y valioso volumen facticio con cuatro tempranos impresos médicos
que formó parte de la subasta de la biblioteca de José Antonio Conde en 1824.
En 1994 el volumen facticio fue ofrecido por una librería francesa en la Feria Internacional
del Libro Antiguo de Madrid. Al año siguiente, ya despiezado, las rarísimas cuatro
obras -encuadernadas separadas-, que lo integraban fueron ofrecidas por un
librero holandés y otro español: Menor daño de medicina, 1517, Compendio
de la salud humana, 1517, Thesoro de los pobres en medicina, 1519 y Libro
de medicina llamado macer, 1519 (de las que dos de estas obras encontraron asiento en una biblioteca de Valencia).
Cerramos esta
noticia recordando otro caso de desmembramiento libresco: el de un extraordinario volumen facticio vendido
en casa de subastas de Madrid sobre el año 1996. Reunía cuatro obras: Libro
de Marco Polo, 1529, Suma de geographia de Enciso, 1519, Itinerario
de Barthema, 1520 y Cayda de principes de Bocaccio, 1552 (esta obra última sin
posible comparación de valor y rareza extrema respecto a las otras tres joyas del
facticio). Descuartizado el volumen por el comprador, posteriormente cada obra
salió a la venta en una conocida casa de subastas alemana.
(1)
LUCÍA MEGÍAS, José Manuel. Género
literario, corpus y difusión de los libros de caballerías castellanos en Libros de
caballerías castellanos. 2. Género literario, corpus y difusión Monografías
Aula Medieval. 2019, Valencia, Universidad de Valencia, Vol. 2 pp. 98 y ss.
(2)
BARANDA LETURIO, Nieves. El dinamismo textual en la prosa de cordel: a propósito de la «reina
Sebilla ».
1999,
Thesaurus: Boletín del Instituto Caro y Cuervo, vol. 54, no 1, pp.
268-288.
(3)
CALVO GONZÁLEZ, María José.
Novelas caballerescas en castellano y en neerlandés de finales de la edad
media: contexto histórico-cultural y análisis comparativo (Tesis
Doctoral). 2010, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, Facultad de
Filología, Departamento de Filología Alemana. Indica la localización del
ejemplar en BNF y «Con fecha de 1643 hubo en Sevilla al parecer dos
impresiones; de una de ellas no se conoce ejemplar y de la otra, que se realizó
en las prensas de Pedro Gómez de Pastrana se tiene constancia de que se
conserva en la Universitätsbibliothek Göttingen».
(4)
Lo referencia Nieves Baranda en p. 272, op. cit.: Bibliotheca Heberiana. Catalogue of the
Library of the Late Richard Heber, Esq., Londres, William Nicol, 1891-1894,
t. VI, n.° 1696.
(5)
Catalogue de cent un livres anciens rares ou précieux
de la bibliothèque de la Sorbonne; Dont l'exposition commencera le lundi 23 de
septembre 1991 & continuera les jours suivants, En la chapelle de la
Sorbonne.
1991, París, Bibliothèque de la Sorbonne, ref. 22, pp. 48-49, reproduce la
portada del ejemplar.
(6)
LUCÍA MEGÍAS, José Manuel. Libro de caballerías
castellanos en las Bibliotecas Públicas de París. 1999, Universidad de
Alcalá, Università degli Studi di Pisa, Apéndice III, 2, ref. XXXII, pp.
296-297.
(7)
MARTÍN ABAD, Julián. Post-incunables ibéricos. 2001,
Madrid, Ollero & Ramos. p.26 de Introducción.
4 comentarios:
Diego Mallén, maravilla absoluta. Enhorabuena. Y, sí, una lástima lo de los despieces. Se pierde tanta información y tanta intención bibliófila de los colectores originarios. Yo a mi nivel de bibliófilo de fruslerías del XIX también veo y sufro con estos despieces, pero cuando hablamos de libros de la entidad del que nos enseñas podemos hablar de drama.
Por cierto, no sé si en nuestro próximo encuentro, y ya que colacionas aquí sobre la materia de Francia, podré comentar la última locura que tengo en mente. Un viejo tema que dejé pasar pero que ahora me vuelve a rondar. Y aunque soy profano creo que "mi caballero Arderique" es materia de Bretaña. Y sobre él y lo que llevo discurrido me parezco en algo a don Quijote y me acuerdo de aquello de:
" En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo"..
Un saludo de Ben Cheroni.
Abrazos.
Muchas cosas se podrían comentar de esta entrada, llena de sugerencias, y apenas un pequeño cuadro donde escribirlas, así que me voy a limitar a agradecer la oportunidad de poder ver tan detalladamente este impreso verdaderamente singular, y basta fijarse un poco en el inventario de ediciones que reseñas para darse cuenta de ello, si no fuera suficiente su belleza. Sobre el tema ético de la separación de ejemplares facticios, resulta difícil no estar de acuerdo con tu posición. Sin embargo, la propia condición del libro impreso, que pertenece desde su origen al ámbito del libre mercado, lo ha hecho inevitable a lo largo de todos estos siglos. Recuerdo todavía hace no muchos años unas fotografías de un ejemplar facticio recién separado que partía en dos mitades la descripción manuscrita del volumen, rotulada en el corte como era frecuente en el siglo XVI. Ahí quedó cada parte con medio texto. De cualquier modo, creo que sea una práctica destinada a la extinción, porque libros que merezcan tales desvelos se ven cada vez menos en el mercado.
Me alegra mucho ver revitalizado este blog de bibliofilia, más en estos tiempos tan poco dados a la sutileza en los que el episodio del enano podría resultar políticamente incorrecto, no sé si suficientemente compensado por el heroísmo del perro. Un abrazo, Diego.
Muchas gracias, Ben por tu comentario y reflexión. Mañana me contarás ese proyecto de Arderique y la materia d Bretaña, bien seguro interesante y singular.
Abrazos
Muchas gracias Urzay por tu comentario. Estoy reavivando con tranquilidad el blog y es agradable el tiempo que dedico a subir impresos de cierta rareza.
Lo que indicas de separar un volumen facticio con el corte pintado con el título de las obras es ya extremo. Seguro que tan tremenda manipulación se hizo no más allá de la segunda mitad del siglo pasado. Con lo bello que lucen los cortes ilustrados y escritos de los libros colocados en los estantes a la antigua usanza: mostrando el corte en lugar del lomo, la parte más vulnerable y débil del libro.
Respecto a estos tiempos de puritanismo y dictadura de lo políticamente correcto, quizás el enano habría solicitado revisión de la pena de hoguera y salvado el pellejo acogiéndose a la monteriana la ley del sí es sí.
Abrazos
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