domingo, 14 de febrero de 2010

El ejemplar Salvá de la edición valenciana de la Crónica de Juan II

En 1779 el gran impresor valenciano Benito Monfort dio a la estampa la nueva edición de la Crónica del rey Juan II de Castilla, padre que fue de la reina Isabel I la Católica.

La Crónica -recopilada por Fernán Pérez de Guzmán-, fue escrita por Alvar García de Santa María, Juan de Mena, Juan Rodríguez del Padrón, Pedro Carrillo de Albornoz, Frey Lope de Barrientos y mosén Diego de Valera: “los hombres más distinguidos del siglo XV, contribuyeron a la composición y mejora de esta obra” en palabras de Salvá. La Crónica fue publicada con las observaciones de Galíndez de Carvajal.

La primera edición de la Crónica fue impresa en Logroño en 1517 por Arnao Guillén de Brocar, y constituye uno de los monumentos tipográficos de la imprenta española del siglo dieciséis.

A la edición de 1517 siguió la de Sevilla, 1543, Logroño, 1590 y 1591. Hubo de transcurrir, pues, dos siglos para que la Crónica -que como decía Martínez de la Puente en 1678, “no se halla ya fácilmente”-, fuese de nuevo dada a la estampa.

Benito Monfort realizó una magnífica y lujosa edición de la Crónica: tanto por el cuidado y esmero tipográfico puesto en su impresión como por la corrección y precisión del texto. Fue impresa sobre buen y marginoso papel. En fin, edición que reúne y cumple con las exigencias que la hace ser codiciada por el bibliófilo.

La edición de Monfort de la Crónica no es obra rara. Debió tirarse con generosidad atendiendo a la numerosa demanda. En esta ocasión, la belleza y majestuosidad de la obra ha permitido que lleguen hasta nuestros tiempos numerosos ejemplares. De nuevo se cumple la sentencia de Salvá en el Prólogo de su Catálogo al aseverar que un libro bien impreso y encuadernado siempre llamará la atención del profano que presto lo llevará a manos de quien sea su salvador.

El CCPBE relaciona más de sesenta ejemplares en bibliotecas públicas españolas, siendo habitual ver ejemplares ofrecidos en catálogos de libreros.

Pero don Benito Monfort -impresor extraordinario cuyas producciones son comparables a las de sus contemporáneos Didot, Bodoni, Sancha o Ibarra-, imprimió unos pocos ejemplares de la Crónica en grueso papel avitelado, con mayores dimensiones y márgenes que la tirada normal. Uno de esos ejemplares, sueño y codicia de bibliófilo, fue a manos de Salvá.

De este singular, raro y apreciado ejemplar damos noticia a continuación;


Fernán Pérez de Guzmán, Crónica del Señor Rey Don Juan, segundo de este nombre en Castilla y León, compilada por el noble caballero... con las generaciones y semblanzas de los Señores Reyes Don Enrique III y Don Juan II y de otros prelados y caballeros de aquel tiempo, del mismo autor. Corregida, enmendada y adicionada por el Dotor Lorenzo Galindez de Carvajal, y aumentada en esta última edición de algunas notas manuscritas del mismo, Valencia, 1779, En la Imprenta de Benito Monfort, folio, 362 x 256 mm.

 

Encuadernación plena piel, marroquín rojo. Lomo con nervios, composición entre nervios con motivo à la fanfare. Planos enmarcados con gruesa greca dorada, en el centro de ambos planos supralibris dorado de Salvá. Cantos, contracantos y cortes dorados. Guardas en seda roja. Medidas de la encuadernación: 375 x 275 mm.


Detalle del lomo y de las guardas en seda roja, contracanto dorado.

Nótese que este ejemplar Salvá no lleva en la guarda el ex libris de Ricardo Heredia, conde de Benahavís, aunque formó parte de su biblioteca.

Colación:

Anteportada, portada con viñeta alegórica, XX páginas preliminares con lista de subscriptores y prólogo, 636 páginas, blanca.





Salvá, 3121. Este mismo ejemplar: "Esta impresión rivaliza en nitidez y hermosura con la primera de Logroño, sobre todo en los pocos ejemplares que se tiraron en papel grande y avitelado como es el que yo tengo. Todas las ediciones llevan al fin las Generaciones y semblanzas, a pesar de que sólo la valenciana lo expresa en la portada". Nótese el orgullo bibliófilo de Salvá al describir su especial ejemplar.

Heredia, 3133. Este mismo ejemplar. "Bel exemplaire sur grand papier, provenant de la Collection Salvá".

Palau, 64969: "Magnífica edición, digna de la primera de Logroño, y honra de la imprenta Monfort... Hay ejemplares en gran papel, fol. marquilla, que valen el doble".

Brunet, II, 1838: "Bella edición, que debe ser acompañada de un suplemento titulado: Apéndice a la Crónica del rey Juan II... por Liciniano Sáez, Madrid, Ibarra, 1786, in-fol. Hay ejemplares de las dos partes en gran papel".

Graesse, III, 189.

Ruiz Lasala, 319: "Excelente papel, márgenes generosos, dos bellos retratos... Se trata de una de las más hermosas ediciones, honra de las prensas monfortianas".

J.E. Serrano Morales, Diccionario de las imprentas... en Valencia, Valencia, 1898, página 338: “Por la hermosura y primor con que están impresas, citaremos las dos obras siguientes...”.

Martí Grajales, I, 537.

Guastavino, 106.

Como la Crónica no es obra rara en comercio no nos extenderemos más sobre su contenido, origen y autores, pero haremos una breve comparación con un ejemplar normal de la edición, añadiendo un pequeño apunte para los bibliófilos.


Comparación con un ejemplar de la tirada normal

Ilustramos con las siguientes fotografías la diferencia entre el ejemplar Salvá -de tirada especial-, y un ejemplar de tirada normal.


El ejemplar de tirada normal está encuadernado en plena piel, pasta española de época, lomo con nervios, motivos dorados entre nervios, doble tejuelo, marroquín rojo y verde, cortes pintados en rojo.

Mide el ejemplar de esta tirada 350 x 245 mm, es decir 12 milímetros menos de alto y 11 milímetros menos de ancho que el ejemplar en papel vitela. También se puede observar como el papel avitelado de mayor gramaje incrementa el grosor del volumen.

Estas diferencias que pueden parecer triviales a quien le es ajeno o indiferente el mundo del libro, generan enormes sinsabores o alegrías a los bibliófilos. Que el ánimo mute por unos milímetros más, o unos milímetros menos, es prueba irrefutable del dudoso estado mental de los apasionados por los libros y motivo más que suficiente para su inhabilitación e internamiento en casa de orates.
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¿Es obra completa la Crónica de Juan II impresa por Monfort?
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Benito Monfort imprimió al año siguiente, 1780, otra crónica: la de los Reyes Católicos escrita por Hernando del Pulgar. Aunque obras independientes fueron parte de un mismo proyecto editorial y dadas a las prensas como un único conjunto. La lista de señores suscriptores que encabeza la obra así lo testimonia al indicar la relación de suscripción a las dos crónicas.

El bibliófilo escrupuloso debe ser consciente que la obra completa de esta edición está integrada por ambas crónicas. Es bien raro encontrarlas en el mercado juntas y uniformemente encuadernadas. Los catálogos de librero no suelen hacer especial hincapié en este asunto o lo pasan por alto si solo presentan uno de los dos volúmenes (habitualmente la Crónica de Juan II). La cuestión cambia radicalmente si se ofrecen las dos crónicas. En este caso la glosa laudatoria estará sembrada de innumerables pronos admirativos por la singularidad y rareza del conjunto.

En la fotografía siguiente se muestra un conjunto uniformemente encuadernado de ambas obras. Nótese además la numeración correlativa de los tomos en los tejuelos inferiores.


Con la edición de la Crónica de los reyes Católicos, Benito Monfort -al igual que con la de Juan II-, quiso ofrecer al público una obra que a pesar de su trascendencia para la historia de España, llevaba dos siglos sin darse a las prensas.

La primera edición de la Crónica de Hernán del Pulgar lo fue en los talleres de los Nebrija, Granada, 1555. Siguieron las de Zaragoza, 1565 y 1567. Y desde esa última fecha... ¡hasta 1780!

La edición de Nebrija -por la elegancia de su composición y tipografía humanista-, y la de Zaragoza, 1566, por los espléndidos grabados que la ilustran, representan también dos hitos en la historia de la imprenta española del siglo XVI.

Bien estudiada ha sido la figura del Secretario Hernán del Pulgar, quien muchos bautizan como el primer periodista europeo. Traemos una cita, tal vez menos conocida, del Embajador Hernán del Pulgar recogida por Azorín:

"Un hombre tranquilo. Fernando del Pulgar, toledano, es amigo de los Reyes Católicos, más de la Reina que del Rey. Ha presenciado el drama de la hija y de la hermana, de Juana y de Isabel, de la hija y de la hermana de Enrique IV. No ha quedado mal con ninguna. ¿Porqué en Portugal llaman “excelente” –"la excelente señora”- a Juana? Ocupa ahora el solio -imprevisiblemente- Isabel. Presencia también el paso de la España antigua a la España moderna. Es el primer embajador de España en la Edad Moderna. Melchor de Santa Cruz Dueñas narra en su Floresta Española (1574) dos anécdotas de Fernando del Pulgar. Están los Reyes Católicos en un huerto, con varios caballeros. Juegan a un juego de azar. Hay allí una higuera, con higos maduros e higos aneblados. Quien toque un higo habrá de comerlo, sea maduro, sea aneblado. Le toca el turno a Fernando del Pulgar; toca uno y es anebaldo. Y prestamente dice: “Enderézote” (1).

Damos, a continuación, breve colación de esta crónica:
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Hernando del Pulgar, Crónica de lo Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel de Castilla y de Aragón, escrita por su cronista... cotexada con antiguos manuscritos y aumentada de varias ilustraciones y enmiendas, Valencia. 1780, En la Imprenta de Benito Monfort, folio, 350 x 245 mm.

Colación:

Anteportada, portada con viñeta alegórica grabada, VI páginas con la Lista de los Señores Subscriptores a las dos Crónicas del Rey Don Juan el Segundo y Reyes Católicos, Don Fernando y Doña Isabel, 2 folios con Prólogo del Editor, 384 páginas, blanca.




Salvá, 3137: "Para el que desee poseer el texto más puro y genuino de Pulgar, la presente edición es preferible porque ha sido cotejada con varios códices antiguos y corregida según ellos; además lleva varias notas al pie de las páginas".

Heredia, 3141: "Un des rares exemplaires sur grand papier; il provient de la collection Salvá".

Brunet, IV, 977: "Belle edition", aunque la en 1789 por error.

Graesse, V, 510.

Ruiz Lasala, 334, reproduce la portada de la obra.

Guastavino, 111.
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Palau, 42130: "Bella impresión. Contiene una adición anónima que llega hasta 1492. Esta era considerada la mejor edición por haberse cotejado con varios códices antiguos".

CCPBE: 56 ejemplares.


Una tercera obra para completar la edición monfortiana

Como indican Salvá, Palau y Brunet la Crónica de Juan II de Monfort debe completarse con una pequeña obra escrita por fray Liciniano Sáez e impresa seis años más tarde en Madrid por la Viuda de Ibarra.
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Ciertamente los Monfort y Orga en Valencia y los Sancha e Ibarra en Madrid elevaron el arte de la imprenta en España en el siglo XVIII a la misma dignidad, excelencia y categoría que sus vecinos franceses, ingleses e italianos.

Para el bibliófilo interesado en este conjunto de crónicas que fundamentan, con noticias de primera mano, una época crucial en la historia de España, terminamos las referencias con mención a esta pequeña obra de Liciniano Sáez necesaria de reunir para quien quiera tener este juego de crónicas bien completo.


Fray Liciniano Sáez, Apendice a la crónica nuevamente impresa del señor rey don Juan el II. En que se da noticia de todas las Monedas, de sus valores, y del precio que tuvieron varios géneros en su Reynado. Por el P. Fr. .., Monge del Real Monasterio de Santo Domingo de Silos, Orden de San Benito, Archivero de dicho Monasterio, y Prior de San Frutos, Madrid, 1786, En la Imprenta de la Viuda de Ibarra, Hijos, y Compañía, 4º, 285 x 205 mm.

Encuadernación en plena piel de época, pasta española, lomo liso con dorados, tejuelo.
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Colación:

Portada, hoja de dedicatoria al conde de Floridablanca, 6 páginas Al Lector, 131 páginas.



Salvá, 3165.

Palau, 284.460.

Vicisitudes bibliófilas

Adquirí un ejemplar de la Crónica de Juan II en 1995 en la Librería La Cancela de Murcia. Un año más tarde di con el conjunto de las dos crónicas mostrado en las fotografías anteriores en El Asilo del Libro de Valencia. Entregué mi ejemplar como pago a cuenta y adquirí los dos volúmenes.

El ejemplar Salvá de la Crónica de Juan II viene de París. Hace tres años acudimos a la obligada cita del Salón Internacional del Libro Antiguo. La noche de nuestra llegada un amigo me comentó:

-X (librero anticuario) está preguntando por ti. Sabe que vienes a París y parece tiene algo que ofrecerte.

A la mañana siguiente apareció X en el Grand Palais y me dijo:

-Tengo el ejemplar Salvá de la Crónica de Juan II, por si puede ser de tu interés...

¡Por un momento pensé que se refería a la edición de 1517! Como X no exponía en el Salón salimos fuera del recinto. Bajo el pórtico de columnas extrajo el ejemplar de una bolsa de mano acompañando el movimiento con las siguientes palabras:

-Lo han visto ya los de Quaritch… si no te interesa se lo van a quedar.

Cerramos rápido el precio. Los libros van y vienen. En este caso, su viaje es repetitivo: impreso en Valencia, marchó a París, suponemos que entre 1825 y 1830, donde Salvá lo encuadernó formando parte de su biblioteca. Vuelve a Valencia en 1847. Sale de nuevo a París, donde Heredia instala su biblioteca. Allí se subasta en 1891... y en 2006 -tras un larguísimo periodo del que desconocemos sus movimientos-, vuelve a Valencia. Idas y venidas…

Tal vez al lector curioso le asalte la misma interrogación que a quien estas líneas escribe: ¿qué habrá sido del ejemplar Salvá de la Crónica de los Reyes Católicos impresa por Monfort..?

(1). Azorín, Agenda, Madrid, 1959, Biblioteca Nueva, págs. 166-167.

8 comentarios:

Carlos Pino Cáceres dijo...

Excelente artículo. Enhorabuena.

Urzay dijo...

Muy instructivo artículo, Diego, que me interesa particularmente porque tengo un ejemplar divorciado de esta edición de la Crónica de los Reyes Católicos, y tenía pensado emparejarlo en un futuro con la de Juan II. Como no lo he cotejado con otros, creía que el mío era de la tirada en papel “normal”, siendo éste ya muy bueno, pero ahora ya dudo un poco, por las medidas que pones, y sobre todo por la oportunidad de ver juntos los ejemplares de las dos tiradas. Había visto las referencias de Palau, pero pensé que la diferencia de medida era mayor entre las dos tiradas. Lo acabo de medir, y la hoja tiene 370 x 252 mms., y el grosor del bloque de texto del volumen, que como bien señalas es el que verdaderamente revela la calidad del papel, son 34 mms.
Por cierto, preciosa la anécdota de Hernando del Pulgar. Es la prueba de que en esa época, en la que surge el ajedrez moderno, existía ya la regla que obliga a un jugador a jugar la pieza que toca, con la única excepción de quien la mueve para colocarla bien, centrándola en su escaque. En ese caso actualmente hay que acompañar obligatoriamente el gesto de enderezar la pieza con la expresión “compongo”, para que quede claro que no vas a jugarla. Pulgar, que obviamente jugaba al ajedrez, toca un higo en mal estado, y rápidamente dice “enderézote”, para tomar uno bueno. Y todos entendieron la fina ironía, y la anécdota se transmitió, señal de la presencia del ajedrez en aquella corte. Estupenda y reveladora entrada, con muy buenos ejemplares y las “vicisitudes bibliófilas” además, que siempre se agradecen. Un saludo afectuoso.

lamberto palmart dijo...

Instructiva relación sobre las ediciones valencianas de la "Crónica de Juan II de Castilla" y "Crónica de los Reyes Católicos". Realmente son de esos artículos que sientan cátedra y recopilan una valiosa información en un breve espacio, utilísima para todos aquellos amantes de los libros. Todo ello aderezado con con el ejemplo de perfectos ejemplares. El ejemplar Salvá es impresionante en un estado impecable y una encuadernación hermosa y cuidada.
Las vicisitudes bibliófilas son muy curiosas, aunque no raras en las idas y venidas. Lo difícil es dar con el "peedigree" del libro desde su primer propietario; en este caso casi lo logras.

Muy buen artículo que como siempre rebosa calidad tanto en sus descripciones como en sus ejemplares. Nos has dado una muestra ejemplar de la imprenta valenciana del XVIII.

Saludos bibliófilos.

Diego Mallén dijo...

Amigo Carlos: muchas gracias por tu comentario. Me alegro te haya gustado y espero te haya sido útil el artículo.

Amigo Urzay. Gracias por tu nota.

Tener un ejemplar de la Crónica de los Reyes Católicos es estupendo.

La de Juan II corre mucho más por comercio y siempre hay al menos media docena en mercado, por lo que podrás completar el juego sin problema alguno.

Como no tengo ejemplar en gran papel de esta crónica no puedo darte el grosor. Aunque mi ejemplar en papel normal tiene también unos 34-35 mm de grosor (el problema de medir el grosor es que es una medida muy subjetiva y más relativa: ¿medir con presión, sin presión?).

La diferencia entre el gran papel y el normal en estas ediciones de Monfort, comparando los ejemplares de Juan II, está en el tacto (el gran papel lo tiene satinado, suave y liso, sin tropiezo o rugosidad) y en el color (el gran papel es más blanco-hueso que el normal que tira más a beige o marrón claro).

Al escribir anoche sobre Hernando del Pulgar recordé la cita del maestro Azorín (que por cierto la repite en al menos cuatro de sus obras que yo tenga leídas).

Pensé que se salía de las referencias habituales del Pulgar y por eso la coloqué.

Del ajedrez un día tengo que hablar de un raro tratadito impreso sobre 1530 en lengua española e italiana: “Libro da imparare giocare à Scachi, Et de bellissimi Partiti, Reuisti & recoretti, & con summa diligentia da molti famosissimi Giocatori emendati. In lingua Spagno=la, & Taliana nouamente Stampato”, su autor: Damiano de Odemira.

Seguro sabes que el ajedrez moderno, con la aparición de la figura de la dama o reina, nació en Valencia en el último tercio del siglo XV (inicio del siglo de oro de la cultura y del Reino de Valencia) de la mano de Francesc Vicent.

Amigo Lamberto: gracias por tus notas que además vienen acompañadas de tu reaparición en el mundo blogístico y como solo tu eres capaz de hacer: ¡con tu blog histórico y el nuevo LA ILUSTRACIÓN BIBLIÓFILA ESPAÑOLA Y AMERICANA, ¡enhorabuena!

Saludos bibliófilos.

Galderich dijo...

¿Qué se puede añadir a lo que comentas? Un lujazo ver estas obras con una muy buena impresión. Sólo quisiera contestar a tu última pregunta sobre "Tal vez al lector curioso le asalte la misma interrogación que a quien estas líneas escribe: ¿qué habrá sido del ejemplar Salvá de la Crónica de los Reyes Católicos impresa por Monfort..?"
Donde está no lo sé, pero estoy seguro de donde irá a parar finalmente...: ¡de vuelta a casa!
Salvà estaría orgulloso de tener un continuador como tu. ¡Ya nos lo confirmarás!

Marco Fabrizio Ramírez Padilla dijo...

Diego.

Nos obsequias una artículo muy interesante e ilustrativo. Libros hermosos todos y uno excepcional.
Las manera en que desarrollas tu entrada. ayuda a comprender esos pequeños detalles que hacen la gran diferencia.

Saludos bibliófilos.

Urzay dijo...

Diego, por lo que me pones del grosor del volumen, imagino que en efecto es la tirada en papel normal (bien blanco y grueso, por cierto), porque en la fotografía comparativa de la Crónica de Juan II se ve una diferencia muy clara. A ver si lo completo a no mucho tardar. Me llamó la atención el tema de las medidas, porque de las bibliografías yo había supuesto que había una diferencia mayor entre las dos tiradas. Ya por curiosidad te comento que en las hojas blancas del inicio y el final tiene las marcas de agua F.GVARRO (torre) y POBLA DE CLARAMVNT, y normalmente cada dos hojas una filigrana con las siglas FG D PC, por lo que la procedencia del papel es clara. La sutil referencia de Pulgar es, como dices, poco habitual. De pura casualidad yo la había leído en el heterodoxo e interesante libro que el ajedrecista Ricardo Calvo dedicó a Lucena, donde por cierto se defiende el origen valenciano del ajedrez moderno con fundados indicios, aunque como mesetario permíteme que me agarre todavía a la prueba tangible salmantina ^_^. De lo que no hay duda, creo, es de que surge en los reinos españoles durante el período de los Reyes Católicos. Pero esto ya lo comentamos otro día, si quieres, cuando nos muestres esa rara edición de Damiano. ¡Vaya biblioteca excepcional!

Rui Martins dijo...

Estimado Diego.

¡Qué puedo decir de tus artículos!

Como escribí a Lamberto, yo tengo, tan simplemente, de los leer atentamente para lograr a aprender algo más!
Con tu simplicidad pero mucha erudición tú logras a hacer que cada uno sea un precioso documento de bibliofilia… como es esto.

¡Saludos bibliófilos!