domingo, 23 de noviembre de 2008

Dos testimonios de visitantes de la biblioteca de Salvá


Calle de la Nave, Valencia. En el lugar que ocupa el tercer edificio del lado derecho -de factura modernista-, estuvo la residencia de Salvá.

En 1847 trae Vicente Salvá a Valencia -al número diez de la calle de la Nave-, su preciada biblioteca que hasta entonces tenía instalada en París. Acaban sus casi veinticinco años de exilio político, primero en Londres, después en París.

Salvá había adquirido dos edificios contiguos en la calle de la Nave para su residencia familiar. En el piso tercero instala la biblioteca, en las estancias que su hijo Pedro llama cariñosamente “la Jaula de los Salvá, con alusión a las que encierran los locos” (1).

El peso y proporciones de la librería asustan a Josefa Mallén, esposa de Vicente Salvá. Piensa Josefa que el suelo de la tercera planta no soportará el conjunto de las innumerables cajas que van llegando al domicilio desde el puerto de Valencia tras haber realizado la travesía por mar desde Marsella en los últimos días del mes de noviembre de 1847. Salvá tranquiliza a su mujer e ironiza acerca del hipotético accidente:

“Cada cual nace con su estrella y la nuestra parece ser, según tú lo pronosticas, el que nos hagan una torta los libros… no dejarán de referirlo los bibliómanos como una anécdota curiosa. Yo seré el menos expuesto a semejante percance, porque como pasaré muchos ratos en el piso tercero, tengo menos riesgo haciendo el descenso con la librería, que si ella me coge debajo” (1).

¿Imagináis la admiración y envidia que los eruditos y bibliófilos de la época debían sentir al contemplar aquel conjunto extraordinario de libros por su rareza insigne y por su condición excepcional en que su propietario lo mantenía?

Recogemos a continuación el testimonio de dos valencianos ilustres que pudieron contemplar en todo su esplendor la magnífica biblioteca.

El primero de ellos, es el de Vicente Boix, Cronista de la Ciudad de Valencia. En su obra Valencia Histórica Topográfica, describe la biblioteca de la Universidad Literaria de Valencia situada en la calle de la Nave y a continuación entra en la de Salvá:

“Entre las bibliotecas particulares es digna de especial mención la de D. Pedro Salvá, en la casa número 10 de la calle de la Nave. Se compone exclusivamente de escritores españoles, ó de libros impresos en nuestra Península, cuyo número asciende a unos 6,000 volúmenes” (2).

De las siete páginas de texto que dedica el cronista Boix a describir las bibliotecas que hay en la ciudad de Valencia cinco son para la de Salvá. Continúa Boix:

“Estos preciosos volúmenes de todos tamaños y clases, están encuadernados con un lujo desconocido, cuya magnificencia puede competir con el valor de las obras. Hay encuadernaciones por el estilo de las de Thou, mezcladas con las sólidas de Derome, las buscadas de Roger Payne y las espléndidas o severamente sencillas de Mackencie, Lewis, Bozerian, Duru, Thouvenin, Purgold, Thompson y Bauzonnet” (2).

Boix clasifica la biblioteca de Salvá en doce grupos atendiendo a la naturaleza de las materias tratadas. Del último de ellos indica:

“12. Las obras de D. Vicente Salvá, fundador de esta biblioteca, como autor ó editor. Ha guardado un ejemplar de ellas, tirado en un papel especial, distinto del resto de la edición” (2).

El segundo testimonio es del marqués de Cruilles, Vicente Salvador y Monserrat, en su Guía Urbana de Valencia, donde califica la biblioteca de Salvá con los atributos de. “escogida, rica y especial biblioteca” (3).

En aquellos tiempos los bibliófilos valencianos poca atención prestaban al estado de la obra buscada. Importaba mucho su rareza y menos su condición. Las encuadernaciones lujosas, trabajadas en exquisitos marroquines, se reservaban casi a ejemplares de presente por parte de la Corona. En Valencia el taller del impresor Benito Monfort encuadernaba con elegancia algunas de sus producciones emblemáticas (Numismata de Pérez Bayer, Historia de España de Juan de Mariana), pero el gusto por las bellas encuadernaciones y los ejemplares en perfecta condición era incipiente. Salvá trae a Valencia y a España la visión nueva y moderna de la bibliofilia continental: tan relevante es la obra como su condición. Y si ésta deja que desear, será necesario mejorar el ejemplar y vestirlo con dignidad.

¡Cómo no iba a arrancar las más encendidas admiraciones del Cronista Boix y del marqués de Cruilles la espléndida  y exquisita condición en que se encontraban los escogidos ejemplares de la biblioteca de Salvá!

El lector curioso encontrará en el prólogo del Catálogo de la Biblioteca de Salvá una relación detallada de los artesanos que trabajaron los volúmenes de la biblioteca: ¡lo mejor de la encuadernación francesa e inglesa esmerada en la biblioteca de seis mil volúmenes de un valenciano amante de los libros! También hay un paisano: fray Mateo Mallén, tío de Pedro, "cuyos nombres perpetuarán la duradera vestidura con que han engalanado las obras más buscadas por todos los literatos" (4).

¡Nada menos que encuadernaciones vestidas por el gran maestro Thouvenin nos menciona el Cronista Boix!: Honorè de Balzac lo hace aparecer en su novela Cesar Birotteau. Cèsarine, hija del rico perfumista Birotteau quiere hacer un gran regalo a su padre. ¿Qué mejor que mandar a Thouvenin un conjunto de libros que decoren los plúteos del opulento y lujoso hogar que el perfumista está levantando y decorando en Faubourg Saint-Honorè?:

“Césarine se había dejado todos sus ahorros de muchacha en el mostrador de un librero para regalarle a su padre Bossuet, Racine, Voltaire, Juan-Jacques Rousseau, Montesquieu, Molière, Buffon, Fénelon, Délille, Bernardin Saint-Pierre, La Fontaine, Corneille, Pascal, La Harpe, en resumen, esa biblioteca vulgar que hay en todas partes y que su padre no leería nunca. La cuenta del encuadernador iba a ser tremenda. El impuntual y célebre encuadernador Thouvenin, un artista, había prometido entregar los libros a las doce del mañana del día 16. Césarine le había contado su apuro al tío Pillerault y el tío iba a hacerse cargo de la cuenta”(5).

Cerraremos este artículo con dos referencias ilustrativas de encuadernaciones de la Biblioteca de Salvá. Una de ellas corresponde a una rara obra vestida por uno de los mejores encuadernadores ingleses de comienzos del siglo diecinueve y la otra viste un ejemplar del grupo doce la Biblioteca de Salvá: el que abraza las obras escritas o publicadas por Vicente Salvá.

Una encuadernación firmada por Mackencie en la biblioteca de Salvá

Recordando el comentario del cronista de la ciudad de Valencia, Vicente Boix, sobre las magníficas encuadernaciones que visten los ejemplares de la biblioteca de Salvá daremos noticia de una de ellas. Resguarda una de las primeras obras impresas en Caller (Cagliari), cuando Cerdeña formaba parte de la Corona de España.


Juan Coloma, Decada de la passion de nvestro redemptor Iesv Christo; con otra obra intitvlada cantico de sv gloriosa resvrreccion; compvesta por el illvstrissimo Señor Don Iuan Coloma, Señor de la Baronia de Elda, Alcayde del Castillo de Alicante, Visorrey y Capitan General por su Magestad en este Reybo de Cerdeña. En Caller, MDLXXVI. Por Vincencio Sembenino, Impressor del Reuerendo Doctor Nicolas Cañyellas, Canonigo y Vicario General de la Yglesia de Caller, Caller (Cagliari), 1576, Vincencio Sambenino, 8º, 125 x 85 mm.


Encuadernación de J. Mackenzie para la biblioteca de Salvá. Plena piel en chagrín azul marino, lomo con nervios, motivos dorados y tejuelo, planos enmarcados con greca dorada, al centro supralibris de Salvá. Cantos, contracantos y cortes dorados. Hoja de guarda con ex libris de Heredia. Hoja de respeto con firma del encuadernador: "Bound by J. Mackencie".


Colación:

6 folios (incluyendo portada, con signatura A6), 165 folios. Los numerados 150 y 151, blancos. Al recto del folio 152 comienza: "Cantico de la resvrreccion de nvestro señor Iesv Christo."

Este ejemplar lleva entre la hoja de portada (sig. A1) y hoja de aprobación, (sig. A2), dos hojas caligrafiadas imitando tipografía impresa con dedicatoria. Como indica Palau, corren ejemplares con y sin las dos hojas. En este caso, Salvá mejoró su ejemplar copiando de otro las hojas de dedicatoria y añadiéndolas en el suyo antes de mandarlo a Mackencie para su encuadernación.


El alicantino Juan Coloma y Cardona, conde de Elda y Alcaide del castillo de Alicante, nació en 1522 y murió el 9 de octubre de 1586. Entre otros desempeños fue Virrey de Cerdeña.

Salvá, 545, comentado la obra de Coloma: "Supone Ticknor, tom. III., pág. 137, que esta primera edición es de 1579 y que en ella se dice ser el primer libro impreso en Caller: en ambas cosas se equivoca, pues el año es positivamente el de 1576, y lo único indicado en el privilegio es que su editor Nicolas Cayñellas era el introductor de la imprenta en aquella ciudad. Libro raro". También referencia Salvá, 546, la edición posterior, Madrid, 1586, indicando:

"Edición tan rara como la anterior... De este distinguido escritor dijo Cervantes en el Canto de Caliope en la Galatea: /Oh! Tú, D. Juan Coloma, en cuyo seno / Tanta gracia del cielo se ha encerrado, / Que á la envidia pusiste en duro freno, / Y en la fama mil lenguas has criado, / Con qué del gentil Tajo al fértil Reno / Tu nombre y tu valor va levantado; / Tú, Conde de Elda, en todo tan dichoso, / haces el Turia más qu'el Po famoso. /".

Palau, 56.939: "Hay ejemplares con 6h. preliminares. Este raro libro se adjudicó en la venta Heredia por 15 fr., pero en la de Yeméniz, 400 frs. Y en la de Huth, 5 libras 5 chelines".

CCPBE: referencia 5 ejemplares de los que 2 faltos.

Un ejemplar del Grupo Doce de la Biblioteca de Salvá

Humano es que las obras que uno crea sean cuidadas y consideradas con el máximo de los cariños y  amores. Salvá no escapa a esta ley tan natural y viste con especial esmero y elegancia las obras de su biblioteca que han sido escritas por él o publicadas a sus expensas en su librería. No son obras caras ni raras, no son los buscadísimos y codiciados Amadises, Cancioneros Generales o Celestinas valencianas postincunables. Pero son obras en que es fácil imaginar el esfuerzo, la ilusión, la dedicación y también el riesgo empresarial volcado en su edición. Y por ello, Vicente Salvá las va vistiendo con encuadernaciones de exquisitos tafiletes trabajados por manos artesanas y expertas.

Damos en las líneas siguientes un ejemplo de las encuadernaciones de estas obras.


Vicente Salvá, Gramática de la lengua castellana según ahora se habla, ordenada por Don .. .. Quinta edición, mucho más aumentada que las anteriores, París, 1840, Librería de D. Vicente Salvá,  8º, 176 x 107 mm.


Encuadernación en marroquín rojo, lomo liso con motivos dorados, planos enmarcados, al centro de ambos supralibris de Salvá, cantos, contracantos y cortes dorados.

El ejemplar lleva en la hoja de guarda anotación manuscrita de Pedro Salvá con su firma indicando:


"En esta clase de papel solo se tiraron tres ejemplares á los cuales se les añadió el retrato. Pedro Salvá".

El retrato al que hace mención Pedro Salvá es el retrato litográfico de su padre, Vicente Salvá, realizado por Weber en el año 1836 y que en humilde testimonio de admiración y respeto al gran bibliófilo luce -al igual que en mi pequeña librería-, a continuación:


Colación:

Anteportada, grabado al acero con retrato de d. Vicente Salvá, portada, 40 páginas de preliminares (incluyendo en las págs. I a IV: Libros del fondo de don Vicente Salvá), 471 páginas.

Salvá, 2414, hace referencia al presente ejemplar: "Uno de los tres ejemplares que se tiraron en papel de color, y en el que va un retrato de mi padre del que se estamparon mui pocos".

(1). Carola Reig Salvá, Vicente Salvá, un valenciano de prestigio internacional, Valencia, 1972, Institución Alfonso el Magnánimo, 4º.

(2). Vicente Boix, Valencia histórica y topográfica. Relación de sus calles, plazas y puertas, origen de sus nombres, hechos célebres ocurridos en ellas, y demás noticias importantes relativas a esta capital: Por D. .. Cronista de la misma. Biblioteca de El Diario Mercantil, Valencia, 1862, Imprenta de J. Rius, Editor, 2 vols., 12º. T. II, pág. 62-66.

(3). Vicente Salvador y Monteserrat, IV Marqués de Cruilles, IV Barón de Planes y de Patraix, (Valencia, 1825-1895), Guía urbana de Valencia, antigua y moderna. Dedicada a la Sociedad Económica de Amigos del Pais, en el Centenario de su instalación por el... Socio de mérito de la misma, Valencia, 1876, Imprenta de José Rius, folio, 2 vols. T. II, pág. 446.

(4). Pedro Salvá y Mallén, Catálogo de la biblioteca de Salvá escrito por D. ... enriquecido con la descripción de otras muchas obras, de sus ediciones, etc., Valencia, 1872, Imprenta de Ferrer de Orga, 4º, 2 vols. T. I, pág. XVI.

(5). Honorè de Balzac, Grandeza y decadencia de César Birotteau, perfumista. Barcelona, 2005, Alba. Pág. 177.

2 comentarios:

lamberto palmart dijo...

Una vez más nos deleitas con tu erudición. Con esta pequeña historia, fruto de tus grandes conocimientos sobre la bibliofilia valenciana, demuestras tu estrecha relación intemporal con la familia Salvá.
Quede este escrito como letras de referencia, para todo aquel que quiera emocionarse con la historia de la bibliofilia.
Ahora estarás disfrutando de tus últimas adquisiciones. Se de alguien que cuando se entere le entrará un vacío estomacal. Espero tener el placer de verlas algún dia.
Leí tus comentarios a Apolonio, posiblemente en lo que respecta a "su biblioteca" tenga que recurrir a instancias superiores, para que cualquier mortal pueda aceder a ella. Aunque no estaría de más que se uniera a nuestra futura Sociedad de Bibliófilos (si lees esto Apolonio date por aludida). Haber si buscamos fecha y algún bibliófilo, y nos reunimos para diciembre o enero. Depende más de ti que andas escaso de tiempo.

Saludos biblófilos (también te lo copio)

Lamberto Palmart

Diego Mallén dijo...

Gracias amigo Lamberto por tus palabras.
El disponer de más tiempo permite disfrutar con estas composiciones tecnológicas: ¡hay diversión en esto de fotografiar, componer, escribir, buscar y copiar la cita y al final componer!
Me tienes que decir en quién piensas por lo del vacío estomacal, aunque supongo te refieres a un común amigo. Cuando lo veas se lo dices y ya me cuentas... ¡a él que su pasión son los libros de viajes!
Vamos a cerrar fecha para el encuentro del embrión de la futura Sociedad de Bibliófilos Valencianos.
Por cierto me acaban de llamar para ofrecerme un Lobera de Avila... incompleto de portada y algunos folios más. Nada que ver con el tuyo.
Un abrazo, Diego.